Como adolescente – cuando aún no
sabía que me iba a dedicar profesionalmente a la salud – escuché a
menudo la siguiente frase en relación a la medicina alternativa “Todo
es solamente una cuestión de creencia.” De cierta manera me pareció un
argumento peyorativo en el sentido de “no vale la pena de ocuparse del
asunto.” En aquel entonces no sabia que existen verdaderamente curas
espontaneas (llamadas remisiones espontáneas en terminología médica)
que pueden ser consideradas como recuperaciones milagrosas que son
dejadas de lado de la medicina convencional porque aún no pueden ser
explicadas científicamente. Esta cuestión de fé no salía de mi mente,
algo no encajaba. Así que comencé a analizar el asunto. Puede ser
considerado, como cualquier problema, por lo menos desde dos puntos de
vista.
Razones y justificaciones de escepticismo por parte de los
pacientes:
● históricamente existían siempre médicos que ponían intereses (por
ejemplo, económicos, religiosos, gubernamentales, políticos,
científicos) por sobre la salud del paciente – lo que alimenta la
desconfianza, as veces por generaciones.
● actualmente, a nivel individual:
- pacientes me contaron que un
médico convencional quería prescribirle un medicamento con fuertes
efectos secundarios y se defendían con el argumento que no son un
depósito de desechos especiales (puesto que estos medicamentos
deben ser eliminados separadamente).
- u otros pacientes que tiraron
los medicamentos recibidos a la basura sin ingerirlos, en otras
palabras, rechazaron completamente la cooperación con el médico
tratante.
El escepticismo de los médicos se manifiesta así:
● Galeno de Pérgamo ya prescribía, a pedido expreso de los pacientes,
remedios de cuya eficiencia él no fue convencido (y que ya en este
entonces no fueron los más económicos)
● siempre hube médicos que cuestionaron las modas de tratamientos
farmacéuticos (por ejemplo, la ola de los febrífugos que alcanzó su
pico entre 1850 y 1880).
● muchas veces los remedios son prescritos con la observación: “Tómese
eso por tres meses, después viene a una consulta de control.” Esta
frase contiene dos mensajes:
- “no puedo garantizar que este
remedio realmente ayudará” (lo que en sí es una actitud
profesional correcta porque no se puede hacer promesas de cura) y
- “no estoy realmente seguro de
la eficacia del medicamento, así que vamos hacer una prueba por un
tiempo definido.”
En la historia de la medicina, la búsqueda del diagnóstico cierto fue
siempre más importante que el empeño de conseguir la mejor terapia: es
por eso que a pesar de todos los progresos hechos en el diagnóstico y
la
imagenologia
médica aún no se consigue, de modo general, ofrecer tratamientos
personalizados eficaces. Eso se denomina también crisis de la
terapéutica (= ciencia del tratamiento de enfermedades). Sería
indudablemente mucho más eficiente si se lograría estimular a tiempo
la capacidad autoregenerativa del cuerpo para poder evitar así
intervenciones posteriores costosas y incisivas, cuya recuperación
exige mucho más de la capacidad regenerativa.
La EAV como planteamiento de soluciones
personalizadas
Pacientes nuevos están un poco sorprendidos del procedimiento
del chequeo y tienen una dosis saludable de escepticismo. Se explica
brevemente el
funcionamiento, que no es
necesario creer en el método y se indica que solamente deben hacer lo
que resulta del chequeo y
teste
de medicamentos. Me gustan mis pacientes escépticos, hacen
preguntas inteligentes: inicialmente sobre el método en sí, después
sobre la medicina en general. Eso hace que mis consultas son siempre
variadas.
En seguida, cuando los pacientes siguen los consejos y su salud mejora
y el próximo
chequeo de rutina lo confirma,
empiezan a entender el potencial del método, a formular sus propias
hipótesis y traen consigo cosas para medir, en otras palabras, la EAV
es un sistema abierto que también posibilita una cooperación
transparente con los pacientes.
Cuando se estudia la EAV con su lógica sistemática y holística uno
queda asombrado porque un determinado punto de medición corresponde
exactamente a un órgano o una función. Cuando uno compara los
resultados de medición divergentes con sus conocimientos médicos
y pregunta a los pacientes, si tienen también tal o cual síntoma, con
frecuencia ellos se sorprenden que se consiguió descubrir aquello de
manera tan simple y rápida. Porque la EAV proporciona a los
profesionales informaciones decisivas para el
diagnóstico y la evaluación/adaptación
de terapias individualizadas y enfocadas – el instrumento de trabajo
apropiado para resolver la crisis de la terapéutica descrita arriba.
Conclusión:
La medicina es una cuestión de cooperación con el único interés en la
salud y la integridad del paciente. Hoy en día, un cierto grado de
escepticismo es plenamente saludable. Tratamientos y consejos
personalizados – entre otros considerando los diversos
trabajos
científicos sobre la EAV alrededor del globo – permiten de facto
también lidiar con el escepticismo.