Dario Läuppi Medicina y escepticismo

Como adolescente – cuando aún no sabía que me iba a dedicar profesionalmente a la salud – escuché a menudo la siguiente frase en relación a la medicina alternativa “Todo es solamente una cuestión de creencia.” De cierta manera me pareció un argumento peyorativo en el sentido de “no vale la pena de ocuparse del asunto.” En aquel entonces no sabia que existen verdaderamente curas espontaneas (llamadas remisiones espontáneas en terminología médica) que pueden ser consideradas como recuperaciones milagrosas que son dejadas de lado de la medicina convencional porque aún no pueden ser explicadas científicamente. Esta cuestión de fé no salía de mi mente, algo no encajaba. Así que comencé a analizar el asunto. Puede ser considerado, como cualquier problema, por lo menos desde dos puntos de vista.

Razones y justificaciones de escepticismo por parte de los pacientes:

● históricamente existían siempre médicos que ponían intereses (por ejemplo, económicos, religiosos, gubernamentales, políticos, científicos) por sobre la salud del paciente – lo que alimenta la desconfianza, as veces por generaciones.
● actualmente, a nivel individual:
  • pacientes me contaron que un médico convencional quería prescribirle un medicamento con fuertes efectos secundarios y se defendían con el argumento que no son un depósito de desechos especiales (puesto que estos medicamentos deben ser eliminados separadamente).
  • u otros pacientes que tiraron los medicamentos recibidos a la basura sin ingerirlos, en otras palabras, rechazaron completamente la cooperación con el médico tratante.

El escepticismo de los médicos se manifiesta así:

● Galeno de Pérgamo ya prescribía, a pedido expreso de los pacientes, remedios de cuya eficiencia él no fue convencido (y que ya en este entonces no fueron los más económicos)
● siempre hube médicos que cuestionaron las modas de tratamientos farmacéuticos (por ejemplo, la ola de los febrífugos que alcanzó su pico entre 1850 y 1880).
● muchas veces los remedios son prescritos con la observación: “Tómese eso por tres meses, después viene a una consulta de control.” Esta frase contiene dos mensajes:
  • “no puedo garantizar que este remedio realmente ayudará” (lo que en sí es una actitud profesional correcta porque no se puede hacer promesas de cura) y
  • “no estoy realmente seguro de la eficacia del medicamento, así que vamos hacer una prueba por un tiempo definido.”
En la historia de la medicina, la búsqueda del diagnóstico cierto fue siempre más importante que el empeño de conseguir la mejor terapia: es por eso que a pesar de todos los progresos hechos en el diagnóstico y la imagenologia médica aún no se consigue, de modo general, ofrecer tratamientos personalizados eficaces. Eso se denomina también crisis de la terapéutica (= ciencia del tratamiento de enfermedades). Sería indudablemente mucho más eficiente si se lograría estimular a tiempo la capacidad autoregenerativa del cuerpo para poder evitar así intervenciones posteriores costosas y incisivas, cuya recuperación exige mucho más de la capacidad regenerativa.

La EAV como planteamiento de soluciones personalizadas

Pacientes nuevos están un poco sorprendidos del procedimiento del chequeo y tienen una dosis saludable de escepticismo. Se explica brevemente el funcionamiento, que no es necesario creer en el método y se indica que solamente deben hacer lo que resulta del chequeo y teste de medicamentos. Me gustan mis pacientes escépticos, hacen preguntas inteligentes: inicialmente sobre el método en sí, después sobre la medicina en general. Eso hace que mis consultas son siempre variadas.
En seguida, cuando los pacientes siguen los consejos y su salud mejora y el próximo chequeo de rutina lo confirma, empiezan a entender el potencial del método, a formular sus propias hipótesis y traen consigo cosas para medir, en otras palabras, la EAV es un sistema abierto que también posibilita una cooperación transparente con los pacientes.
 
Cuando se estudia la EAV con su lógica sistemática y holística uno queda asombrado porque un determinado punto de medición corresponde exactamente a un órgano o una función. Cuando uno compara los resultados de medición divergentes con sus conocimientos médicos y pregunta a los pacientes, si tienen también tal o cual síntoma, con frecuencia ellos se sorprenden que se consiguió descubrir aquello de manera tan simple y rápida. Porque la EAV proporciona a los profesionales informaciones decisivas para el diagnóstico y la evaluación/adaptación de terapias individualizadas y enfocadas – el instrumento de trabajo apropiado para resolver la crisis de la terapéutica descrita arriba.
 
Conclusión:
La medicina es una cuestión de cooperación con el único interés en la salud y la integridad del paciente. Hoy en día, un cierto grado de escepticismo es plenamente saludable. Tratamientos y consejos personalizados – entre otros considerando los diversos trabajos científicos sobre la EAV alrededor del globo – permiten de facto también lidiar con el escepticismo.

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